Lejos de la bravía del mar, en
pleno lecho de agua dulce y apacible, se esconde un tesoro hundido que no
procede de naufragio alguno… Se trata de una enorme cantidad de oro, lanzada
durante siglos por los antiguos nativos del lugar a las profundidades del lago
Guatavita, en Colombia, como ofrenda al espíritu del agua.
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